lunes, 17 de diciembre de 2012

Capitulo 12

Hola tributos, os anuncio que alomejor hasta dentro de un tiempo no puedo escribir porque me operan y eso :S Os he hecho este capitulo y espero que os guste tributos. Como siempre os digo: DISFRUTAD EL CAPITULO TRIBUTOS! Muaks!
psd: Os dejo aqui una foto, cuando leais el capitulo lo entendereis todo :)

Llego a la plaza central del capitolio, no por la que pasean los tributos el día del desfile. Sino otra que es exclusivamente a la compra de ropa, muebles, obras de arte… Es como un centro comercial al aire libre, más grande incluso. Decido ir primero a mirar a ¨Micuchini¨, es una tienda que tiene bastante tiempo pero ahora se ha puesto de moda por eso de que este año es tendencia llevar ropa de gato. No me hace gracia llevar piel de gato encima pero todo sea por dar buena impresión.
Entro y empiezo a mirar las estanterías. ¿Bolsos? No, prefiero la piel de cocodrilo. ¿Chaqués? Tal vez, pero no me termina de convencer. ¿Abrigos? No, para eso ya están las sintéticas que dan bastante calor o las de otros animales. ¿Guantes? ¿Por qué no? Me gusta la idea, es diferente, no es necesario utilizar demasiada piel para eso. Me les pruebo. << Umm, buen tacto, son comodos de manejar, van a dar calor, me les llevo.>> Cojo los guantes que tienen color canela y voy a la cola de la tienda a pagar. Tras 10 minutos esperando consigo llegar a la dependienta. Pago y salgo apresurada. Me he entretenido demasiado en esta tienda, como siga así no me va a dar tiempo a ver ni la mitad de las tiendas.
En la siguiente hora, entro en todas las tiendas que están de moda, compro y salgo apresurada de cada tienda para introducirme en la siguiente. Cuando ya llevo más o menos seis bolsas en cada mano decido hacer una parada y me siento en una terraza a tomarme un frappe. Empiezo a hacer un recuento de las cosas que me he comprado mientras espero al frappe. Los guantes de piel de gato, una peluca nueva, un vestido negro con toques plateados en los pechos y cintura, unos tacones negros con tachuelas plateadas en el tacón y en la parte de atrás. Un pijama de verano, bueno pijama no, más bien camisón y otro de invierno. Un gorro también de piel de gato, le vi cuando compré los guantes pero no me decidí a comprarle, pero más tarde cuando estaba buscando un gorro y no había ninguno que me convenciese decidí comprármele. ¿y esta bolsa? No recuerdo haber comprado ninguna cosa tan pequeña. Cuando me decido ha abrirla aparece el camarero con otro frappe delante de mí.
-Perdona, pero yo no he pedido otro frappe.
-Señorita, mire es que se le manda aquel apuesto caballero de aquella mesa.
No puedo evitar girar la mirada hacía él. Castaño pero con toques pelirrojos en el pelo, alto y un poco musculado, no consigo ver de que color son sus ojos pero pronto lo descubriré porque se acerca a mí.
-¿Puedo sentarme? Bueno a menos que estés esperando a alguien claro.
-Si, claro que se puede sentar. Me ruborizo un poco al estar hablando con él, es un hombre bastante apuesto y parece que todo un caballero además.
Doy pequeños sorbos a mi frappe, todavía no me he terminado el primero por lo que el segundo todavía no lo he empezado.
-Bueno señorita, me he sentado aquí con usted a su lado pero todavía no se su nombre. Me sonríe y la verdad es que tiene una sonrisa bastante bonita.
-Bueno, mi nombre es Effie, Effie Trinket. ¿Y el de usted?- No puedo evitar trabarme su sola presencia hace que me ponga nerviosa, que se me trabe la lengua, cosa rara en mí.
-Oh, Effie es un bonito nombre, mi conejito se llamaba así- Después de esto se empieza a reír estridentemente, así que toda la gente nos empieza a mirar.
-Bueno, mi nombre es bonito pero para un conejo no sé.- Me río, la risa casi se me sale sola, como si fuese una niña pequeña. –Pero bueno usted todavía no me ha dicho su nombre, y usted ya sabe el mío, yo de usted solo se que su conejo se llamaba como yo.
-Tienes razón Effie, mi nombre es Gerald, Gerald Lekker.
-¡OH! Tiene usted un nombre precioso, Gerald…
-¡Pero bueno Effie, no me trate más de usted, llámame Gerald, por favor!
-Como quieras Gerald- Después de esto no puedo evitar reírme.
Pasamos hablando más de una hora, me encanta este hombre y su mirada, su mirada tiene algo que me encanta que me hechiza y que no puedo dejar de ver esos preciosos ojos marrones verdosos.
-Gerald, tengo que irme, me esperan en el centro de entrenamiento. Podemos quedar otro día si quieres.
-Si claro, eso me encantaría. Toma mi tarjeta de trabajo, por si quieres llamarme y eso.
-Mejor no, las cosas como las tarjetas, números de teléfono se me pierden todas muy fácilmente, ¿Si quieres te puedo dar el número de mi casa?
-Mejor no, sufriría la tentación de llamarte todos los días y creo que no la resistiría.
Me río, me encanta este hombre- ¿Entonces como nos vamos a poner en contacto?
-Bueno, siempre podríamos quedar los miércoles a las 6 aquí.
-Me parece una buena idea, pero ¿y si uno de los dos no puede venir?
-Esperaremos, yo vendré todos los días, me da igual que no vengas o que me dejes plantado una y mil veces, seguiré viniendo.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
-Bueno yo ya me tengo que ir. Adiós. Le dedico una sonrisa y me empiezo a alejar, como no apriete el paso llegaré tarde y ya no podré darme el baño.
-¿Así, así te vas ni n beso de despedida ni nada? ¿Solo un adiós?
Me empiezo a reír porque eso no me lo esperaba para nada, así que me acerco y le doy un beso en la mejilla. -¿Mejor?- le digo, mientras pongo mis brazos en jarras.
-Mejor, pero ahora falta el mío ¿no?- Así que se agacha un poco y me da un beso en la mejilla.
Yo me ruborizo un poco, por lo que agacho la mirada para que no se me note.
-Adiós Gerald. Le sonrío y me voy antes de que haga otra cosa para entretenerme más.
Cuando llego al centro de entrenamiento, estoy cansada porque tuve que correr detrás de un taxi para que parase y me trajese hasta aquí. Entro en mi habitación y me quito todo, peluca, maquillaje, ropa, tacones, todo hasta quedarme en sujetador y en bragas. Me dirijo al baño y abro el grifo de agua caliente, espero un rato a que salga caliente y pongo el tapón para no dejar colar el agua y así poder llenar la bañera.
Cuando esta llena, cierro el grifo y echo sales para que el baño sea más relajante. Cojo el albornoz y lo dejo al lado de la bañera para que así cuando salga, ponérmelo inmediatamente. Me quito el sujetador y las bragas y me introduzco en la bañera y meto el pelo bajo el agua.
Mis pensamientos empiezan a fluir como si yo no pudiese controlarles, solo les detengo cuando tengo que salir a respirar y aún así no lo consigo del todo. Me vienen recuerdos de todo, de Sacha y Azelia, la mirada de Peeta hacía Katniss, que no fue una vez solo sino que ya la he visto repetidas veces desde entonces, el comportamiento de Haymich la otra noche y como me puse a llorar con él a pesar de no tener buena relación. La visita a John, su confesión de su amor por mí y del mío por él. Y el último, hoy, cuando conocí y estuve hablando con Gerald, me encanta él y bueno más o menos todo de él en general.
Decido salir de la ducha, me pongo mi albornoz y una toalla para el pelo, para que no escurra. Cuando el vaho se va un poco del espejo, dejo caer mi pelo sobre los hombros, es largo pero tampoco demasiado. Soy pelirroja, pero solo parte superficial porque por abajo se me va oscureciendo el pelo. Mis ojos son azules por lo que contrasta muy bien con mi pelo. Hacía ya bastante tiempo que no me paraba a observarme sin todas esos accesorios. (Pelucas, tacones, maquillaje..) Bueno sin contemplarme a mi misma, en mi pura naturaleza.
Salgo a la habitación, y tengo un conjunto sacado ya encima de la cama para la cena, me lo habrá sacado Guido, mañana y todos los juegos me prepara y vestirá él, me ha dejado uno de sus diseños pero ha preferido que me vista sola, y lo prefiero, eso de que me estén tocando el cuerpo constantemente me pone muy nerviosa.
Cuando ya estoy lista abro la puerta y me dirijo a buscar a Katniss para ir a la cena.

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